Es imprescindible saber coger bien una vía para nuestra vida profesional.
La
canalización de una vía venosa periférica consiste en la inserción de un
catéter de corta longitud en una vena superficial con fines diagnósticos y/o
terapéuticos.
Este se conecta a una llave de tres vías con
alargadera y a un equipo de infusión, que permite la administración de
fármacos, sueros o nutrición parenteral. También puede suministrarse la
medicación directamente.
¿Qué es un abbocath?
El
abbocath consiste en un catéter de plástico rodeando a la aguja.
El
catéter es una sonda fina y corta que quedará introducida en el interior de la
vena.
La
aguja que hay en su interior tiene la punta en forma de bisel. Si el bisel es
largo es más cortante y menos doloroso que si es corto. Además, el bisel debe
estar siempre orientado hacia arriba para que no lesione.
La
parte posterior está formada por un tubo que es la conexión al exterior y que
permitirá la conexión con la llave de tres vías, o para la conexión directa con
la medicación.
El
abbocath cuenta con una cámara que, en el momento de la incisión, se llenará de
sangre, lo que es una pista para saber que se está en vena.
El
catéter puede ser de diferentes tamaños. El tamaño se mide en Gauges (G), cuyo
valor es inverso al grosor del catéter, es decir, cuan pequeño es el número,
más grande es el grosor del catéter.
Pueden ser desde 14 G (el más grueso) a 26 G (el más
fino).
Generalmente, a un paciente que va a ingresar en
quirófano se le pone un 18G. Y, si el paciente va a estar en planta y solo es
para la administración de medicación, se le pone un 20 G.
A continuación, os dejo un vídeo de como se realizaría la técnica de canalización venosa periférica:
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